2025
Siberiana
“Para cultivar la naturaleza tenemos que estar presentes”, dijo Santiago Beruete en la primera charla del Festival Siberiana 2025. Hablaba de jardines, de huertos, de la atención que necesita cualquier cultivo, la educación también. Labor que implica un cierto esfuerzo, claro, pero que siempre se ve recompensado. Mercedes Martín planteó la impagable idea de hacer Erasmus por los pueblos mientras preguntaba a Beruete por el universo de las guerrillas verdes o el poder inclusivo de los huertos. La compañía Albadulake desplegó su danza antes de que María Sánchez, recién llegada de un lugar de Galicia “donde viven más vacas y frutales que personas”, propusiera a Josefa Cortés debatir a fondo sobre el poco acceso a la tierra que tienen quienes desean trabajar como pastores. Y señaló que un punto de inflexión en su relación con los animales que cuida fue preguntarse ¿quién soy yo para esta cabra?
La mañana del sábado voló de la emoción del historiador José Camacho, que asiste a la galopante pérdida de vecinos en su pueblo Tamurejo y en La Siberia en general, a la presentación de la renovadísima Revista de Estudios Extremeños por parte de Sara Espina y el sabio todoterreno Luis Sáez, que luego charló con el autor de distopías climáticas llegado de Oporto Joâo Reis, quien por cierto había imaginado la invasión de Ucrania por parte de Rusia antes de que sucediera. Reis afirmó echar de menos más LiterNatura en Portugal. Cerró la sesión el brillante dúo formado por Isabel María Pérez y Cristina Reyes, la escritora y exploradora sorda que presentó su libro sobre cómo ha sido conocer selvas y glaciares durante 16 meses con su… ¿discapacidad? “No se puede hacer política rural desde la ciudad”, concluyó, dando pie a que, por la noche, la periodista experta en arquitectura y urbanismo Anatxu Zabalbeascoa abundara en ideas actuales para renaturalizar ciudades (quizás así los urbanitas piensen en claves más naturalistas), la importancia de las malas hierbas o las posibilidades del urbanismo táctico. Anatxu se metió en más jardines que nadie, respetando perfectamente el título de esta edición.
El fotógrafo y realizador audiovisual @andonicanela regaló una proyección memorable sobre la expedición que hizo con su familia en busca de elefantes, lobos, pumas. Y el festival se despidió con la vibrante conversación entre J.R. Alonso de la Torre y Sergio del Molino. El escritor que acuñó el concepto España vacía hizo “una presentación en pantalones cortos por primera vez en mi vida”. Revisó cómo había evolucionado el concepto, el libro (muy retocado) y la propia España en estos últimos nueve vertiginosos años, desde la publicación en 2016. La idea de vacío territorial. Completada con la exposición sobre La España Vaciada, que se pudo ver en la Casa de la Cultura. “La Siberia fue una zona de destierro”, dijo Alonso. “Los destierros del ayer son las vacaciones de hoy”, respondió Del Molino, que insistió en señalar que “las esencias no existen” y que “la exaltación del campo condena a mucha gente del propio campo a una posición subalterna”. Todo, mientras estos días se celebra el también sexto aniversario de La Siberia como Reserva de la Biosfera. Para festejarlo, los diablucos bailaron. Y la redacción de LiterNatura también, porque el primer premio Corazón Verde de la Historia ha distinguido a nada menos que Álvaro Sánchez, el hombre que rescata a buitres y ciervos de los canales. Una de las personas que, como Miguel Cabello o Rosa María Araújo, han hecho de los lugares presuntamente marginales y de las ovejas negras nuevos centros del mundo.



