CEREMONIA
Leslie Marmon Silko

Capitán Swing libros
España, 2025, 288 páginas

Siendo hija del pueblo Laguna Pueblo, Leslie Marmon Silko (Albuquerque, 1948) escribió Ceremonia convencida de que algunas heridas solo sanan cuando se cuentan. Publicada en 1977 y ahora traducida por Capitán Swing, esta novela es mucho más que el relato de un veterano roto: es una exploración profunda de la memoria, la tierra y la narrativa como acto de supervivencia.

En el centro de la historia está Tayo, joven mestizo —Laguna y blanco— que regresa a la reserva tras la Segunda Guerra Mundial arrastrando un trauma casi inabarcable. Prisionero de los japoneses, testigo de la muerte de su primo, culpable de haber sobrevivido mientras otros quedaron atrás. La guerra le ha devorado el habla, la fe, incluso la lluvia: convencido de que su desesperación ha provocado una sequía devastadora, deambula entre alcohol y delirios.

Pero lo que podría ser solo un descenso se convierte, bajo la mirada de Silko, en un camino de vuelta. A través de rituales, relatos orales y la guía de Betonie —un chamán que mezcla mapas de carreteras con símbolos ancestrales—, Tayo aprende a ver que la curación no es mirar atrás, sino inventar una ceremonia nueva para cada herida. Nada se congela. Los mitos se reinventan o mueren.

Silko advierte que la tierra no es paisaje, sino personaje. Los desiertos resecos, los ganados manchados que Tayo persigue como espejos de sí mismo, la tormenta de arena que estalla como un pensamiento. Todo respira, habla, se convierte en lenguaje. A ratos la novela se fragmenta en versos, leyendas y visiones que recuerdan al lector que la palabra es medicina.

No falta la crudeza: racismo, alcoholismo, la violencia que se perpetúa cuando un pueblo sobrevive en los márgenes de una tierra que también le fue arrancada. Pero lo que sobresale es la convicción de que narrar es resistir. De que contar la historia de un solo hombre roto es, en realidad, recomponer una comunidad entera.

Hablamos de una escritora que entendió la narrativa como ritual. Que colocó en la literatura nativoamericana una semilla de futuro, defendiendo que las ceremonias no solo curan, sino que reinventan lo que somos cuando parece que ya no hay nada por salvar.

Lo poderoso de Ceremonia es que su belleza poética nunca se queda solo en la evocación: es también una forma de denuncia y de resistencia. Silko construye una narrativa híbrida que quiebra la linealidad occidental y devuelve la oralidad a la literatura contemporánea, mostrando que la palabra viva es capaz de desafiar el trauma histórico, el racismo y la pérdida de identidad.

Tayo no sana únicamente para sí mismo: su viaje personal revela que la curación de la herida individual está siempre entrelazada con la recuperación de la memoria colectiva y la reconciliación con la tierra. En esa doble tensión —el mito y la historia, la comunidad y el individuo— reside la vigencia de esta obra, que nos recuerda que toda ceremonia es, en el fondo, un acto político para mantener encendida la llama de lo que aún podemos recuperar.

Redacción