EN EL VALLE
Paolo Cognetti
Literatura Random House
España, 2025, 128 páginas
Tras Las ocho montañas que le proyectaron al escenario mundial como uno de los últimos grandes novelistas de la montaña, Paolo Cognetti ha seguido fiel a los Alpes y a ciertas constantes estilísticas -puntuación corta, frase clara- y argumentales, empezando por el protagonismo del lobo. El primer episodio de En el valle es una cumbre de ese interés: una loba solitaria se convierte en pareja de un macho feroz, cuya implacable naturaleza se revela de un modo vividísimo que fascina por una violencia tan coherente como abrumadora. Es una apertura impresionante, porque Cognetti, con muy pocas palabras, penetra en la esencia de ambos carnívoros permitiendo que, pese a la crudeza, los sintamos seres de nuestro mundo, que entendamos sus razones. El relato proyecta la realidad del superdepredador con una sencillez plástica, ofreciendo fragmentos de vida de verdad salvaje, tan pura que aturde.
Luego, aparecen los humanos. Luigi, el agente forestal al que presionan los vecinos para que atrape a la bestia asesina, mientras reflexiona sobre cómo afectará al valle la construcción de una pista de esquí. Elisabetta, hija de una acomodada familia milanesa que cambió su destino por amor a Luigi para instalarse en un pueblo que no le está dando lo que un día intuyó. El hermano “malo”, alcohólico y busca bregas, Alfredo, que reaparece para sellar una herencia familiar, pero duda sobre la justicia del trato que le ofrecen. Y más tarde, de nuevo, caminaremos junto a la loba, condenada a una huida permanente por ser la pareja del macho al que todos quieren matar.
Cognetti ha construido una novela que se lee como una suma de relatos en las que alterna un narrador omnisciente con la primera y la tercera persona, todas las voces vinculadas por un tiempo y espacio comunes, cada una mostrando un ángulo bien distinto del valle de la Valsesia, extendido desde el Monte Rosa, esa región que sigue detonando la inspiración de este milanés nacido en 1978, que empezó a escribir con 16 años, a publicar con 25, estudió matemáticas pero pronto se decantó por la literatura, pasó una temporada en Nueva York y a los 30 se mudó a un pueblo de los Alpes donde más o menos ha vivido como alguno de sus personajes. Añadiendo, eso sí, un marchamo literario a sus jornadas, llenas de lecturas y canciones estadounidenses.
Cuando Cognetti emergió estelarmente, alguien le vinculó a Hemingway, a Mark Twain. Quizás. Menos dudosa es la influencia de Raymond Carver en este libro, que el propio autor reconoce en una nota final, junto a la de Flannery O’Connor y, sobre todo, la del Bruce Springsteen que compuso Nebraska. Todos unidos por el impulso de narrar a “parados, desdichados, ladronzuelos y gente sin blanca”, que Cognetti ha querido importar a la ruralidad italiana. Lográndolo especialmente con este En el valle, su mejor libro, el más destilado.
Fiel a las tres constantes -el montañero huraño; las tensiones entre personas que oscilan de lo salvaje a lo urbano; y el lobo-, Cognetti captura algo limpio y básico de los seres de la montaña, se asoma a lugares hondos con una gravedad sensual, lo podríamos llamar poesía, y desborda a esos otros libros suyos que quizá fueron más populares, más extensos seguro, pero no tan certeros.
En el valle es un metafórico réquiem por la montaña culminado con un poema literal, cuando el autor reescribe los versos que un bardo galés del siglo VI dedicó a los árboles, al bosque.
Ha sido una alegría leer al Cognetti más maduro, un escritor que ya sabe qué hacer con su dolor y las vastedades, acertando la frase y el momento. Sin regalos ni concesiones. Raíz y hueso. El autor que triunfó, ya está hecho un lobo afortunadamente viejo.
Lola Batiste